Sólo un
60% de la inteligencia es heredada y el resto se desarrolla mediante factores
familiares, sociales y personales. Los factores genéticos son la base de cerca
del 50 por ciento de la diferencia de inteligencia entre las personas.
Varios
estudios han demostrado que parte de la inteligencia de un niño proviene de su
herencia genética, pero la estimulación, el desarrollo y el aprendizaje que
tenga desde que nace también influirán en su mayor inteligencia.
Dicen
los neurobiólogos y los psicólogos, que la inteligencia se hereda de una generación
a otra y varía por causas del entorno: alimentación, educación y ambiente familiar desde la infancia.
En cuanto al porcentaje, éste es
diferente, que va del 30% al 80%